lunes, marzo 27, 2006

Un cuento dedicado a una amiga...

Es de noche, llueve en las calles, sólo se ve la silueta de una niña que no cesa de cantar y bailar, viste un vestido negro como el vacío del cielo entre las estrellas, canta una canción hermosa, desesperada, la gente camina sin verla, todos se refugian en paraguas y conversan, ella inconsciente danza, baila y mira interrogante al cielo, al vacío que se produce en su escenario, peatones, autos y plantas.

Tu oscuro pelo se enreda entre mis dedos, como el arroyo oscuro que esquiva las rocas y las desgasta sin piedad.

Entonces la niña comienza a toser, de pronto se encuentra sin aliento y helada, pero nadie le cede su paraguas, nadie la ve, sigue bailando, canta, ríe y juega con la lluvia.

Desenredo sin piedad tu cabello que se deja soltar, dame aunque sea una mirada, no me dejes solo, afuera mojándome en la lluvia.

Pero la niña no soporta el frío y comienza a desfallecer, toda su piel ha adquirido un tono pálido, sus dedos pequeños y delicados imploran abrigo, calor, pero ella sigue danzando con el rostro feliz, cínica, canta y juega con la lluvia.

“Niña, te vas a resfriar”, “Soy feliz aquí en la lluvia, de todas maneras, el tiempo se me acaba al amanecer” “Pero coge mi abrigo lo necesitas más que yo” La niña ríe y se burla del extraño, “¿qué acaso eres tonto, me lo vas a dar por que si?” Entonces el extraño la deja. La niña decepcionada sigue danzando agotada, helada, pero el baile no se perturba, ella juega con la lluvia.

Mi mano fría recorre la tuya, un tornado comienza a hervir mi corazón que sin tu mirada se desgarra, sin tu voz se incinera y sin tu aire se resquebraja, de pronto, me sueltas, niña, no me dejes solo que me estoy helando en la lluvia.

La luna aparece de entre las nubes y la lluvia cesa, al instante la niña deja de bailar, exhausta ve aparecer súbitamente a un desquiciado que también canta y baila empapado, ella asustada se esconde detrás de un banco expectante. Este loco canta hasta la misma letra y la incita a acompañarlo, la niña tímida acepta.

Me encantaría que pudieras ver en el espejo la maravilla que es tu rostro, cómo tus ojos brillan implorantes de abrigo, pero son solo un pálido reflejo del fuego que atormenta tu corazón que no se desgarra porque nació desgarrado y no palpita porque se tiembla con la lluvia, pero arde, comprende toda una llamarada azul de inquebrantable fuerza -------.

Baila la niña sola, la luna se desvaneció, baila y juega con la lluvia.